Referencias
El texto “Pequeña guía para hablar con los árboles” combina muchos años de trabajo, retiros y experiencias en meditación, caminatas conscientes por el paisaje y varias técnicas corporales, especialmente de masaje.
Estas palabras no son nuevas, por citar algunas fuentes bibliográficas tenemos, por ejemplo, Max Dashsu en Misterios psicodélicos de lo femenino, Mujer Chamana, decía:
Como exiliadas, aisladas de la transmisión iniciática, lidiando con el estrés, los traumas o la enfermedad, nuestro mejor remedio es volver a la raíz: buscar inspiración directamente de la naturaleza, de la tierra y el mar, del encantamiento y el movimiento, de los tambores y los sueños.
O como decía Peter Kingsley en Los oscuros lugares del saber:
A muchos nos preocupa la extinción de todas las especies que el mundo occidental está exterminando. Pero casi nadie se da cuenta de lo más extraordinario de todo: de la extinción de nuestro conocimiento de lo que somos.
Kingsley también dice:
Esta vida de los sentidos no puede satisfacernos, aunque el mundo entero nos diga lo contrario. Su propósito nunca fue satisfacernos. La verdad es sencilla, de una hermosa sencillez: si queremos crecer, convertirnos en verdaderos hombres y mujeres, tenemos que enfrentarnos a la muerte antes de morir. Tenemos que descubrir lo que es para poder escabullirnos entre bastidores y desaparecer.
Esta clara referencia al caminó iniciático puede ser muy extrema, aunque no deje de ser cierta. Prefiero creer que hay un camino intermedio en el diálogo con la vida. Una vía más suave que nos permita acceder a lo que hemos olvidado con pasos más pequeños que podamos incorporar en nuestra vida diaria, que se puede colar como el agua de un arroyo que vaya despejando la ceguera. Una práctica sencilla que nos ayude a abrir la puerta a la sabiduría de la vida para que se cuele en nuestro arte desde dónde podrá ayudar a otros.
Hoy tenemos muchas tradiciones que nos pueden ayudar pero siempre deberíamos tener en mente estas palabras de PK:
Pero pertenecemos a Occidente. Cuantas más cosas encontramos en Oriente o en otro lugar, más nos fragmentamos en nuestro interior, más vagabundos somos en nuestra propia tierra. Nos convertimos en nómadas, en individuos errantes. Las soluciones que hallamos no son respuestas fundamentales y sólo crean más problemas.
Podemos y necesitamos alimentarnos de la India y América, pero sin perder de vista que la magia “está en todos nosotros”. Sabiendo que nos hablan en otro idioma que resuena en nuestro interior por ser verdad fundamental pero que debemos traducir.
Como ejemplo de esas traducciónes podemos leer a Dhyani Ywahoo (Tsalagi / Cheroquí) en Las voces de nuestros antepasados:
La práctica de la relación sagrada es la práctica de buenas relaciones con todo en la familia de la vida. Así, el Pálido dio siete recordatorios a la gente, para que todos recordarán y honraran la unidad del círculo:
- Lo que camina, nada, vuela o se arrastra está en relación; las montañas, arroyos y valles y todas las cosas están relacionadas con tu pensamiento y acción.
- Lo que ocurre a tu alrededor y dentro de ti refleja tu propia mente y te muestra el sueño que estás tejiendo.
- Tres principios de la mente despierta guían la acción iluminada: voluntad de ver el Misterio tal como es; intención de manifestar el propósito de uno para el beneficio de todos; coraje para hacer lo que debe hacerse.
- La generosidad de corazón y acción trae paz y abundancia para todos en el círculo.
- El respeto por los ancianos, el clan, la tierra y la nación inspira actos en armonía con la ley sagrada, buen cuidado de los dones recibidos.
- La acción en beneficio de la tierra y la gente hasta siete generaciones moldea la conciencia del Guardián Planetario, soñando con aquellos que aún no han nacido, siempre conscientes del desarrollo de la vida.
- Estar en buena relación, transformando patrones de separación, pacificando emociones conflictivas, es experimentar la sabiduría interior, el lago tranquilo del Misterio.
De estas enseñanzas surgen los nueve preceptos en el Código de Relación Correcta:
- Habla solo palabras de verdad.
- Habla solo de las cualidades buenas de los demás.
- Sé un confidente y no lleves chismes.
- Aparta el velo de la ira para liberar la belleza inherente en todo.
- No desperdicies la abundancia, y no desees más de lo necesario.
- Honra la luz en todos. No compares nada; ve todo por su talidad.
- Respeta toda vida; corta la ignorancia de tu propio corazón.
- Ni mates ni albergues pensamientos de naturaleza airada, que destruyen la paz como una flecha.
- Hazlo ahora; si ves lo que necesita hacerse, hazlo.
El Pálido es un ser que se encarna cíclicamente. Viene cuando la gente ha olvidado sus caminos sagrados, trayendo recordatorios de la Ley, recordando a todos la relación correcta. Se espera que vuelva pronto, y puede que ya esté vivo. Es bueno.
Como Dhyani Ywahoo se podrían citar sabios hindúes de muchas tradiciones.
No viajamos a la India o América, viajamos hacia adentro, hacia el pasado. Un pasado Europeo mágico, femenino y conectado con la naturaleza. Un pasado que perdimos definitivamente en Constantinopla con la conversión del imperio al cristianismo, cuando las Sibilas de Delfos dejaron de ser el oráculo del mundo antiguo. Cuando las sacerdotisas que guiaban el mundo desde el principio de la humanidad se convirtieron en brujas perseguidas.
Algunas citas más:
…los árboles distorsionan el tiempo o, más bien, lo que hacen es crear una variedad de tiempos: aquí denso y abrupto, allí calmado y sinuoso. Nunca lento y pesado, nunca mecánico ni ineludiblemente monótono. Todavía experimento todas estas impresiones cuando me aventuro por alguno de los innumerables y secretos bosquecillos de la zona fronteriza que se abre entre Devon y Dorset, donde ahora vivo. Es casi como dejar la tierra firme y poder entrar en el agua, en otro medio, en otra dimensión.
Fowles, John. El árbol (Impedimenta nº 133) (Spanish Edition) (p. 5). (Function). Kindle Edition.
La evolución ha hecho del hombre una criatura que aísla y divide todo lo que le rodea. Contempla a los otros seres de la Tierra no solo desde una perspectiva puramente antropocéntrica sino también por separado, proyectando así la forma en que desea pensar en sí mismo. Casi todo el arte anterior a la llegada de los impresionistas (o a la llegada del que fuera su san Juan Bautista, William Turner) traiciona nuestra querencia por los límites claramente definidos, por las identidades únicas de lo individual, que queda así liberado de la confusión del fondo. Esta voluntad de aislar cualquier objeto de su entorno y hacer que nos concentremos solo en él es una base implícita en todos nuestros juicios sobre el lado más realista de las artes visuales, y muy similar, si no idéntica, a las prestaciones que les exigimos a nuestros instrumentos ópticos (microscopios y telescopios): que magnifiquen las cosas, que las enfoquen con más nitidez, que nos permitan distinguirlas mejor, singularizarlas y separarlas de la masa. Una gran parte de la ciencia se dedica a este mismo fin: a proporcionar etiquetas específicas, a explicar los mecanismos concretos y las relaciones precisas de los seres vivos entre sí y con su entorno. En definitiva, a clasificar y poner orden en lo que parece indistinguible en medio de la multitud.
Fowles, John. El árbol (Impedimenta nº 133) (Spanish Edition) (pp. 22-23). (Function). Kindle Edition.
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