Al final, siempre llegas a tu destino

Al final, siempre llegas a tu destino

¿Nadie se da cuenta? ¿Nadie se queja? Me preguntan muchas veces al ver mis fotos de pasajeros. Los entiendo, en parte. Aunque los espacios en los que fotografiamos son públicos los momentos son íntimos. En la locura de la masificación citadina buscamos intimidad en el anonimato de la muchedumbre. Observar ese espacio parece ser algo inquietante para quienes lo consideran íntimo. Se da por sentado que los demás pasajeros tampoco están interesados en sus compañeros, que todos comparten el código de no-existir simultáneamente en el mismo espacio… tal vez es más un no percibir compartido, una ceguera auto impuesta. Si no lleváramos cámaras pero mirásemos con la misma presencia que puede tener este libro mirando con nuestros ojos seguramente nos enfrentaríamos al mismo problema, una transgresión. Alguien sonreiría, sí… pero serían los menos.

En la ciudad, y en espacial en el transporte público, es pecado mirar. Una mirada siempre es un espejo y creo que no nos querremos ver en ese metro, en ese bus. Una fotografía es casi lo mismo. El libro, una consecuencia inevitable, nos desnuda esos momentos íntimos de pasajeros dispersos por el mundo. Pasajeros que parecen no querer estar ahí. Sus mentes desde luego están en otra parte. Pero allí mismo estamos nosotros que realmente estamos. Porque no podemos dejar de ser testigos de nuestro tiempo y no podemos mirar a otra parte cuando nos enfrentamos a estos espacios, a esas miradas, a esas fugas.

Algunos de nosotros hemos meditado mucho sobre fotografiar, estar, la ciudad, la movilidad, antes de empezar a publicar las fotografías. Otros solo siguen su instinto. Creo que todos compartimos una mezcla de necesidad, obsesión y, en distinta medida, convicción de que nuestro tiempo debe ser conservado para el futuro y sentimos una seducción hacia el espacio de flujo de almas en el transporte público.

La trilogía Passengers existe para dejar constancia de cómo hemos vivido los años de la entrada masiva de dispositivos móviles en los espacios urbanos. Para que estas fotografías se puedan mezclar en un futuro lejano con las de Walker Evans y pintar un timeline visual que no solo mostrará el cambio de los pasajeros sino también de la manera en la que la fotografía, la edición y las artes visuales se transforman de un modelo autor-editor singular a procesos participativos on line y lingüística y geográficamente dispersos.

La web también dará testimonio de la acumulación que ahora parece desmedida con un archivo de más de doce mil fotografías en 6 años creados por 76 autores de 45 países y 339 ciudades, pero que seguramente en poco tiempo será algo normal o incluso pequeño.

Passengers Vol. III termina la trilogía con fotografías que van desde el 2013 hasta el 2015. En el libro encontramos 42 imágenes de 12 autores. Son el resultado de una edición de 7515 imágenes de 71 fotógrafos. La selección de la primera ronda llevó más de un año. Los editores podían dar un voto para aceptar la imagen como parte del nuevo libro. El proceso fue individual utilizando herramientas on-line. Tras tanto trabajo de selección no teníamos claro que pudiésemos hacer un libro más que tuviera un hilo común… hasta que vimos las imágenes elegidas por los 4 editores en conjunto. Fue un sorpresa ver que encontramos una coherencia dentro de esas siete mil fotos y entre los cuatro. La segunda, tercera y cuarta vuelta de edición fue presencial con unas 300 fotografías impresas en papel.

En la trilogía podemos ver cómo cambian la estética móvil, los dispositivos aparecen en la vida diaria, las cámaras ven más, los autores cambian sus distancias y los editores se hacen más mayores en las fotos de @passengers ;-)

Passengers ha sido un proyecto que nos ha llevado por muchas estaciones durante 9 años. Nos ha ayudado a acortar distancias con nuestros compañeros en muchos países y esperamos que sirva para acercar la compresión de cómo hemos vivido el principio de siglo los habitantes de las ciudades.