Phespaña

Postales olvidables, recuerdos en clave

A los 6 años pedí para mi cumpleaños una bicicleta. A los 7 una cámara, fue una Kodak Brownie Fiesta. Ahora voy en moto y llevo una reflex digital. El sueño de viajar tampoco cambió. Lo curioso es que llevo toda la vida viajando con una cámara y aún no he comprendido muy bien la experiencia en su totalidad, ni emocional, ni fotográficamente.

De todas las fotos que hice entre los 7 y los 15 años recuerdo claramente 4, dos de ellas de viajes y dos del patio de casa. Este juego de rescatar imágenes de la memoria después de mucho tiempo es muy interesante. Ahora lo suelo usar para editar mis series. Después de dejarlas reposar unos meses me pregunto ¿Lisboa? La primera foto que viene a mi cabeza es Lisboa y suelo trabajar desde ese punto.

¿Por qué?

Working reflections

Sincronizados al ritmo urbano es difícil cuestionarse. Nos arrastra como la corriente de un río que no sabemos a dónde va. Cuando de repente somos una gota desprendida del conjunto y caemos verticalmente, sintiendo el vértigo de la cascada adquirimos una conciencia distinta de nuestra propia naturaleza.

Restaurant Bou, Collblanc

Después del golpe volvemos a ser parte del todo, y, aunque solo sea por la diferencia de velocidad, podemos sentir la quietud del estanque.

San Sebastián, Barceloneta

El verano pasado viajamos a New York. Pensé “¡Verano! ¡New York! ¡Coney Island!”. Llevaba en la cabeza grabada una foto de Bruce Gilden. Pero no pudo ser, no hubo ni un día sin diluvio… y volvimos a casa, a la rutina. Dentro de las repetitivas actividades poco glamourosas, a diferencia de los viajes pasados por agua, estaban las actividades de Barcelona Photobloggers, entre ellas, impartir un curso de laboratorio blanco y negro; ordenar la casa y preguntarme qué hacer con los carretes caducados de blanco y negro; ir a trabajar, ir a la playa…